El sistema hospitalario en Guatemala sigue arrastrando problemas en cuanto a equipamiento y a gestión de personal, debido principalmente a la falta de inversiones, derivando en una falta de protección financiera continuada que ha entrado en un bucle por no querer ninguna institución acometer el saneamiento de muchos de estos hospitales que los encontramos con instalaciones obsoletas y en muchos casos desorganizados.

El ineficiente gasto sanitario se refleja en que muchas de estas áreas están sin equipamiento, como por ejemplo sin cortinas hospitalarias que separen el espacio privado de cada paciente, un recurso que a priori puede parecer simple, pero que ejerce una influencia notable cuando se trata de organizar espacios abiertos, proteger la privacidad de los pacientes y algo mucho más importante, prevenir infecciones cuando se manipulan las cortinas con las manos.

Como consecuencia de estas y otras deficiencias, el gasto hospitalario supone un 52.22 por ciento que recae sobre los bolsillos que deben hacer los guatemaltecos, siendo el segundo más alto de la región. Venezuela le sigue con el 64 por ciento. Este exceso se encuentra estrechamente asociado con la falta de métodos preventivos e ingresos de cada persona, menciona los informes oficiales.

Durante el año 2018 Guatemala realizó una inversión de unos 600 millones de quetzales en mejoramiento y ampliaciones de hospitales y puestos de salud y compra de equipo para su mejor funcionamiento. Pese a estas inversiones, las infraestructuras hospitalarias de Guatemala junto con su personal sanitario, presentando todavía importantes deficiencias de cara a prestar un servicio más acorde hacia su población.

Algunas de esas dificultades a las que se enfrentan los guatemaltecos que buscan atención en los servicios de salud pública, son el desabastecimiento de medicinas, falta de personal, hacinamiento y la inexistencia de salas de espera con cortinas hospitalarias.

En el día a día, las salas de espera de los hospitales en Guatemala pueden llegar a ser uno de los principales quebraderos de cabeza para mantener y atender a los pacientes.

Algunos de los hospitales más importantes de Guatemala, como son Roosevelt y San Juan de Dios han podido reducir las listas de esperas considerablemente, porque las consultas por enfermedad común que suponen un 70% del total son filtradas y atendidas en los servicios de atención primaria.