Hasta que no llegó la pandemia muchos hospitales de España habían pasado con buena nota en la mayoría de sus áreas sanitarias, de hecho seguimos siendo líderes mundiales por ejemplo en el trasplante de órganos. Pero con los datos de pandemia disparados, las urgencias y UCI han dado signos de agotamiento y estrés.
Dentro de unas normativas vigentes en cuestión de seguridad sanitaria, las reformas en hospitales que requieren una remodelación específica e importante, tienen que someterse a cierres parciales, lo que supone a veces un inconveniente.
Acondicionar salas de control, salas de rayos x, salas de quirófanos, salas de hemodinámica, salas de espera, urgencias, consultas médicas, habitaciones, despachos, pasillos, hall, escaleras y otras áreas de un hospital vienen siempre acompañado de medidas y de un equipamiento seguro.
Entre los reacondicionamientos la variable espacio tiene hoy día un factor determinante para poder ser el comodín de circunstancias adversas, como por ejemplo en la creación de boxes de urgencias y triaje gracias a las cortinas antibacteriales de separación.
Una de los pilares fundamentales del Estado del Bienestar (bienestar económico y bienestar social), de un país está formado por la salud de sus habitantes, necesidad básica e ineludible y también irrenunciable del ser humano que constituye un derecho fundamental primario. Por ello en la gestión de los recursos tiene un peso específico importante el modo en que se gestionan.
Muchas veces la incorporación de equipos nuevos no siempre se traduce en una mejora palpable, pues es la atención primaria en línea de urgencias la que tiene que parar el primer choque con una gestión del espacio organizada y transversal en cuanto a comunicación.
Es en la comunicación lo que hace humanizar la atención hospitalaria, en medio del desorden y el caos las deficiencias en la gestión del tiempo genera retrasos y malestar, de ahí que una de las reformas más necesarias y simples es la movilidad espacial en un mismo espacio sanitario.
Esto quiere decir que sectorizando espacios diáfanos con cortinas antibacteriales se puede tener un mayor control de los pacientes, pero no solo desde el punto de vista del sanitario, también desde el paciente que percibe seguridad y rapidez en su atención personal.
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