El colapso y saturación de los Servicios de Urgencias Hospitalarios (SUH) puede darse ante situaciones sobrevenidas por catástrofes, grandes desastres o como ha sido el caso de la pandemia, supone un problema añadido que ha puesto en evidencia otros problemas que ya se venían evidenciando en muchos hospitales de nuestro país.
Son muchos los motivos por los cuales los SUH acaban saturados, unas veces por la época estacional que trae la gripe, otras por la mala distribución horaria del personal que evidencia claramente la falta de incorporaciones. A esta falta de profesionales hay que unir que muchos profesionales sanitarios están en periodo de formación o prácticas, por lo que conlleva la supervisión de facultativos.
Otro de los motivos por los cuales los hospitales se saturan es la falta de espacios, para ello existe un sistema de cortinado hospitalario que distribuye de forma rápida a los pacientes. Este sistema se compone de un riel versátil en aluminio muy manejable y rápido de fijar, convirtiendo un espacio diáfano en boxes individuales.
Por su estructura, hay hospitales en los que el espacio físico es insuficiente y no se ajusta la demanda que reciben con la infraestructura que disponen para atender a todas las urgencias.
Además, en algunas ocasiones, esta falta de espacio físico en urgencias ocasiona que los pacientes tengan que permanecer en lugares no habilitados para la estancia hospitalaria vulnerando así la intimidad y confidencialidad del paciente.
Un buen diseño formado por un sistema de cortinado hospitalario como es el Curtatex puede ser muy eficiente, habilitando un espacio abierto en múltiples departamentos y a la vez en determinados momentos deshacerlo.
Su tejido está formado por fibras sintéticas especiales que por su tratamiento ignífugo en origen, resistencia a la llama, una martindala capaz de resistir fuertes tirones y numerosos lavados, está considerado el textil sanitario más efectivo para usarlo como el estándar en cualquier hospital, ya sea como cortinado divisorio u otras aplicaciones.
Las posibilidades son infinitas, tantas como necesitemos atendiendo a los m2 de cualquier espacio que precisemos transformar. Una gran sala de espera puede ser en pocas horas un centro de recepción para pacientes de gravedad por el coronavirus, gracias a las cortinas divisorias para hospitales.
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