Un tejido utilizado como antifúngico es aquél que impide el crecimiento de hongos y de eliminarlos. Cualquier textil utilizado como prenda de vestir es susceptible de ser contaminada por hongos y bacterias, muy típico por el mal olor y manchas en el propio tejido.

Los productos textiles son un nicho para que proliferen muchos de estos microorganismos, por ello cuando se trata de textiles sanitarios no se utilizan prendas de algodón convencionales, se exigen textiles técnicos que han sido sometidos a un tratamiento antifúngico.

En el mercado de investigación e innovación para sanidad, los textiles para la higiene personal, así como vestimentas y cortinas de hospital son de gran importancia.

Con los agentes activos adecuados frente a los microorganismos más frecuentes en estos ámbitos, dichos artículos funcionan como mecanismos de prevención y defensa frente a las denominadas enfermedades nosocomiales (infección contraída por un paciente durante su estancia en un hospital, por ejemplo debida al Staphylococcus aureus resistente a la meticilina-MRSA).

A nivel internacional se usan este tipo de certificaciones como norma estandarizada, siendo Aitex una de los laboratorios más prestigiosos en España y Europa para determinar la eficacia de los tejidos sanitarios antimicrobiano. La norma AATCC 30-III es otro método de prueba cualitativo que se emplea para determinar la efectividad antifúngica de muestras de polímeros o textiles tratadas con antimicrobianos.

Pero, ¿ qué pasa cuando los tejidos tienen que usarse en una ducha ?, con los tejidos Curtatex la eficiencia y requisitos son más rigurosos.

Las principales características de una cortina antibacteriana homologada son:

Su tratamiento es antibacteriano permanente.

El tratamiento ignífugo permanente hace que la cortina no emita humos tóxicos ni que la llama consiga desarrollarse.

La cortina es autoextinguible.

El textil es antiestático, no se adhiere a la piel.

Es impermeable a los líquidos, hidrófugo.

Las cortinas Curtatex están textadas dermatológicamente.

No absorbe la suciedad, sin dejar malos olores.

Tiene una vida útil larga.

Impide que la suciedad se adhiera y se formen zonas enmohecidas.