Para empezar nos hacemos la pregunta, ¿qué son los vectores en sanidad?, pues sencillamente cualquier agente ya sean personas, animales o microorganismos que transmiten patógenos a otro organismo vivo. Muy especialmente en Latinoamérica, en concreto países como Argentina, Brasil o Venezuela tienen índices bastante altos en la transmisión de este tipo de enfermedades, casi siempre propagadas por la picadura de un tipo de mosquito y otros insectos propios de los climas y latitudes más bien tropicales. Si es cierto que no podemos confundir bacterias con virus, son los virus los que más daño causan en el ser humano, siendo las infecciones por el dengue y zica con carácter regional de mayor interés en los países mencionados los que por la salud ambiental y por ende la personal causa más estragos. También habría que añadir, el paludismo, la hantavirosis, el Chagas, la leishmaniosis, la leptospirosis y la fiebre hemorrágica argentina. La mayor parte de los contagios de estas enfermedades se originan con el contacto cercano, vía aérea fundamentalmente al toser o al estornudar.
Ante una epidemia o un brote importante hay que extremar las precauciones para evitar que estos se propaguen, por ello Curtatex recomienda la utilización de sus cortinas antibacterianas en hospitales por ser un elemento clave entre pacientes hospitalizados. De hecho aquí en España se han dado casos de transmisión y contagio de enfermedades por existir patógenos en las propias cortinas de algunos hospitales. De ahí que Curtatex se haya posicionado como la mejor solución para evitar estos casos, demostrando su eficacia en la lucha contra bacterias y microorganismos, con una mayor durabilidad incluso después de un enérgico lavado.
Otras medidas para evitar epidemias o brotes vectoriales en hospitales son la estrecha vigilancia epidemiológica -orientada a la atención primaria de salud-, implementando en la medida de lo posible la vigilancia de síndromes febriles de modo de brindar alarmas oportunas. Es importante la integración de la comunidad y de los agentes sanitarios/comunitarios, unidades de salud y laboratorios en este proceso. La vigilancia y monitoreo vectorial -integrado a los niveles locales con participación comunitaria a través de búsqueda activa de huevos, larvas y/o pupas del mosquito. La educación para la salud -en todos los niveles de la población, haciendo conocer el ciclo de vida del mosquito, el modo de transmisión y los métodos de prevención de la enfermedad. El ordenamiento del medio -o lo que es lo mismo, control mecánico- tendiente a eliminar potenciales sitios de reproducción del mosquito y control químico -sólo en casos debidamente justificados- bajo programas específicos y según las normas preestablecidas.
Hay que tener presente que el dengue como enfermedad viral que es, se divide en cuatro serotipos D1, D2, D3 y D4. En otros países como en Puerto Rico también afecta este tipo de enfermedades zoonóticas desde hace mucho tiempo y de forma endémica, por lo que se reportan casos durante todo el año. En la isla se han declarado epidemias del dengue en varias ocasiones, siendo una de las virulentas las que causó durante el año 2010 cuando se registraron 22.000 casos y 33 muertes. De hecho, el dengue -después de la malaria- es la segunda enfermedad más común transmitida por mosquitos que afecta a los seres humanos y no hay vacuna contra ésta. A pesar de ello durante el pasado año 2017 casi no se registraron casos virales sorprendentemente según los datos y todo apunta según las fuentes al paso del huracán María que barrió por completo gran parte de la población de los mosquitos que transmite el dengue.
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